Si acabas de empezar con tu negocio, deberías saber que una de las primeras cosas que tienes que hacer es pensar en crear una página web
Hoy en día se trata de un recurso imprescindible para casi cualquier proyecto empresarial. La web es tu escaparate digital al mundo, donde podrás ofrecer tus productos y servicios y cambiar de manera instantánea cualquier ítem que desees.
Cualquier potencial cliente te googleará para saber lo que se dice de ti. Si la información que recibe es de primera mano (tu web), mejor que mejor.
Es muy posible que desees que tu nueva web se sitúe en los primeros puestos en los buscadores a la hora de que un usuario teclee algún concepto con lo que ofreces. El problema es que toda tu competencia, también. Y algunos te llevan muchos años de ventaja. Eso quiere decir que, difícilmente podrás alcanzar un hueco entre las dos primeras páginas de Google. Y eso, por muy bien que hagas las labores de SEO.
Pero te quedan dos opciones. Una, intentar posicionarte en lo que llaman long tail. Esto es, en un concepto más concreto y más largo a la hora de teclearlo. En ese nicho encontrarás mucha menos competencia, aunque también habrá muchas menos búsquedas. Un ejemplo clarificador: si apuestas por “abogados”, lo tienes todo perdido. Hay miles de páginas por delante de ti. En cambio, si optas por “abogados laboralistas en Villaverde”, posiblemente logres situarte en cabeza. Lo malo, es que las búsquedas serán muchísimo menos.
La otra opción es que te centres en el SEM, o sea el pago para aparecer en los primeros puestos. Esta opción no te garantiza que por pagar más aparezcas más arriba. Tienes que redactar el anuncio según los gustos de San Google, pero te garantizas la tan ansiada visibilidad (a costa de una buena inversión).
Y siempre te quedará otra opción, que nunca deberías desechar. Abrir cuentas en redes sociales y aportar información de interés para tus posibles clientes. Al fin y al cabo, es como si te dejaran un escaparate en la Gran Vía madrileña.
