A todos nos encante que hablen bien de nosotros. Es inevitable, somos humanos… Y a las marcas también. Durante años, los grandes (y los pequeños en la medida de sus posibilidades) se han lanzado a la publicidad, vendiendo sus cualidades con el objetivo de atraer clientes y aumentar sus tasas de conversión.

Durante un tiempo, esa apuesta por la publicidad ha relegado otras estrategias relacionadas con la comunicación corporativa y las relaciones públicas. Pero parece que ahora están de vuelta.

De hecho, según datos del informe PR de este año, firmado por Torres y Carrera, las agencias de comunicación más importantes de nuestro país han aumentado su facturación en cerca de un 10 por ciento.

El objetivo de la comunicación es el mismo: conseguir que las marcas vendan más. Pero lo hace a través de elementos diferentes a la publicidad. Al igual que esta, busca visibilidad pero también aumentar la reputación y generar confianza. Una tarea que puede resultar complicada en un momento en el que los consumidores reciben una cantidad casi ilimitada de estímulos.

Destacar es complicado, pero no imposible. Técnicas como el storytelling, que cuentan una historia, están dando buenos resultados. Obviamente, hay que ser cuidadoso. Una historia, para convencer, tiene que estar bien escrita. Y para ello necesita una estructura clara. Volver a los clásicos como Aristóteles, ayuda mucho. También es necesario explorar nuevas vías. Lo bueno del mundo digital, es que el ensayo – error es más asumible que hace unos años.

Y hablando de la comunicación tradicional, el auge, de nuevo, del blog, parece una realidad. Construir el prestigio y aumentar la confianza desde una información útil, no ha pasado de moda, pero vuelve a interesar más desde hace un tiempo.

Hay que aprovechar la oportunidad, porque todo es cíclico y volverán a interesar más otras técnicas para vender.

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