Los hashtags, o etiquetas en castellano, son un gran invento. Una manera sencilla de poder seguir conversaciones públicas en las redes sociales, agrupándolas a través de un concepto precedido por el signo #, la almohadilla de toda la vida. De esta manera, se nos facilita su seguimiento, a través de herramientas de monitorización
Su popularidad y la extensión de su uso se debe a Twitter, pero también se ha generalizado en otras redes sociales como Facebook e Instagram. Es una herramienta sencilla que puede ayudar a las empresas y a los usuarios a obtener una mayor visualización.
Los hashtags habitualmente se utilizan para unir conversaciones sobre eventos o conferencias, días mundiales, emergencias y catástrofes… Ejemplos hay cientos de miles #DíaInternacionaldelaMujer, #EuroBasket, #TerremotoMexico…
Las empresas pueden utilizarlos para hablar de su propia marca o de algún producto en concreto: #Niusleter, #EscrituraDeBlogs…
La clave para que funcionen es usarlos con mesura y sólo cuando añaden valor al mensaje que estamos transmitiendo. Abusar de ellos puede hacer que se pierda la atención hacia el mensaje y que este se haga molesto.
Según los resultados de un estudio publicado por Socialbakers, lo mejor es utilizar pocos y de manera concreta. Tras algunos experimentos, demostraron que el número de hashtags usados en las publicaciones mantiene una relación directa con el alcance de las publicaciones.
Un buen hashtag debe ser corto y preciso para facilitar que los usuarios lo puedan escribirlo y optimizar el uso de caracteres en Twitter (aunque tras la ampliación en el tamaño de los mensajes, resulta menos relevante.
También debe ser fácil de leer y de memorizar. Para ello es conveniente utilizar mayúsculas con el fin de separar las distintas palabras: #RedesSociales, #HuelgaFemenina…
Por último, es conveniente el uso de caracteres estándar, evitando acentos y la letra ñ. De esta forma evitaremos que existan datos duplicados y podremos saber el número real de veces que se ha utilizado el hashtag.